Uno de los iconos más conocidos de Lisboa y una de las atracciones más buscadas es, sin duda, el famoso Tranvía 28. Los visitantes llegan a la ciudad con ganas de subirse a él, y las dos principales razones son:
Sin embargo, aunque no se publicite ampliamente, hay una serie de inconvenientes importantes que todos los viajeros deberían conocer y considerar de antemano. Aquí tienes una pequeña lista:
Sigue leyendo para una explicación detallada. Al final del artículo, encontrarás algunos consejos útiles para aprovechar al máximo el Tranvía 28.
Prácticamente durante todo el día, desde temprano en la mañana, verás una larga fila de personas esperando para subir al Tranvía 28. A veces, las personas esperan más de dos horas, especialmente en la primera parada, en la Plaza Martim Moniz, donde el tranvía llega vacío. Sin embargo, intentar subir en otras paradas a lo largo del recorrido es casi inútil, ya que el tranvía se llena tanto que es casi imposible abordarlo en otro punto.
Los tranvías tienen 20 asientos y permiten que otros 38 pasajeros viajen de pie. De los 20 asientos disponibles, solo la mitad están junto a la ventana. Una vez que el tranvía está lleno, estarás tan apretado como sardinas en lata. Por esta razón, si no tienes la suerte de conseguir un asiento, especialmente junto a la ventana, tu viaje será incómodo y apenas verás otra cosa que no sean los demás pasajeros pegados a ti. ¡Buena suerte!
En primer lugar, el trayecto dura al menos 60 minutos para completar todo el recorrido, si el tráfico es fluido, lo cual rara vez ocurre. El problema real es que, después de esperar tanto tiempo para subir, no querrás bajarte a menos que estés dispuesto a repetir el agotador proceso de embarque. Así que pasarás rápidamente por algunos lugares interesantes.
En segundo lugar, aunque el tranvía pasa por algunos puntos de interés, se pierde muchos otros, cubriendo menos del 10 % de lo que realmente importa en Lisboa.
En tercer lugar y más importante, no entenderás lo que estás viendo, ya que no hay explicaciones. Para ello, existe otro tranvía (pintado de verde o rojo) destinado a turistas que realmente quieren descubrir y aprender sobre la ciudad.
A bordo del "famoso" Tranvía 28, corres el riesgo de viajar con pasajeros que no están allí para disfrutar de la ciudad, sino para robar tus pertenencias sin que te des cuenta hasta horas después. Son los infames carteristas, una plaga que, lamentablemente, está en todas partes, y Lisboa no es una excepción. Dentro de este pequeño tranvía abarrotado, "hacen su agosto". Cada año, se reportan robos de pertenencias personales por valor de millones de euros. ¡Así que ten cuidado!
Siendo un medio de transporte público local, los residentes lo necesitan para sus desplazamientos diarios. Como embarcar puede tomar horas, las personas que necesitan ir a trabajar o volver a casa simplemente no pueden esperar y se ven limitadas. Muchos de ellos son ancianos que no tienen otras alternativas. Así que es comprensible que los lisboetas se molesten y se quejen del uso excesivo del Tranvía 28 por parte de los turistas con fines de ocio.
Contribuyamos a un turismo más sostenible y pensemos en el impacto que causamos en las ciudades que visitamos, ¿de acuerdo?
Sí, es cierto que "montar en el Tranvía 28" es una de las sugerencias más comunes en las guías y blogs de Lisboa, pero... quizás no sea tan genial como crees... solo quizás. Forma tu propio juicio informado.
No obstante, si aún quieres hacerlo, lee este artículo vinculado aquí, donde te recomendamos algunos trucos simples para hacer tu viaje en el Tranvía 28 mucho más fácil.
¡Buen viaje!